Desde niña Elena gustaba soñar . Criada en la chacra familiar la naturaleza enriqueció su mundo interior y lo pobló de fantasías .
Con los primeros rubores
, también vinieron las miradas a hurtadilla en los bailes del
club de la zona. En realidad almacén que a la noche movía
mostradores y estanterías .
No extrañó aquel baile
que Elena pasó de charlas y miradas con el joven forastero .
Gilberto,así se llamaba,
pronto pidió permiso para visitar y se le veía los domingos subir
pedaleando el duro camino a la chacra. Así se fue tejiendo
noviazgo y aprontes. También cuchicheos de padres. Chapados a la
antigua no los conformaba el aspirante a yerno, futbolista
pueblerino de pasado incierto. Los ojos enamorados de Elena pronto
ahogaban las dudas.
El día llegó, llegaron
los invitados, también el Juez y por supuesto el novio. Elena
feliz. Gilberto , circunspecto . La fiesta duró hasta la madrugada.
Magnífica , felicidad sencilla de música y mantel largo.
Ahora, amaneciendo, Elena
ya en cama grande,ya mujer y corazón feliz, despereza lenta su
sensualidad satisfecha, mientras afuera severas voces los reclaman
en nombre de la ley y confirman su sospecha, las que guardó en su
corazón y escondió en los besos de Gilberto. Siempre lo supo.
Todo; juez ,ceremonia y Gilberto eran parte de la misma farsa. Se
vistió , besó a Gilberto , abrió la puerta y dijo calma a los
policías: soy Elena, es mi noche de luna de miel.
Entré en Lo de Viana y me encontré con un excelente cuento!!! La ilustración con esa foto de la joven dispuesta a entrar por esa ventana como fuese que ilustra tan bien la narración,los muros hablan para ti Julio.
ResponderEliminarGracias Susana!Siempre interprentando desde tu exquisita sensibilidad mis a veces no tan explícitos mensajes.
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