Arbol de mi vida pa la noe
Me acerqué sin ruidos,
me acerqué despacio.
- Eras aunque nativa
distinta y extraña al bosque -
Fueron
tenues y suaves
mis primeros
movimientos.
Quería sin lastimarte
aspirar el aroma de tus flores
humedecer mis manos
en las gotas perfumadas
de tu despertar inocente.
Igual sangró mi piel en el contacto.
Sucede - no lo sabía entonces-
que tus espinas
en
vigilancia
en la duda, sin duda te defienden.
Y no tuve en cuenta entonces
que si bien llevaba en mi cara
una usada sonrisa ingenua
mis ojos tenían en cambio
-presumo que era muy obvio-
cierto dudoso color a viejos miedos
y traía conmigo antiguas compañías
-tatuadas dijeron en el alma inevitable-
con algo de rancio olor
a
viejos maltratos.
También mucho cuento triste
y un puñado de sueños
la mayor parte de tan hermosos
irrealizables.
Sabias tus espinas !
- Quizás sin saberlo traicionadas
por tus hermosas flores -
Vano
intento de defenderte
leales
amigas !
Soberbia tala erguida
en el centro de aquel bosque
no sabíamos entonces
- sospecha el relato que ninguno de los dos-
marcaba el cruce de los caminos
desde donde todo
lo bien y lo mal
se encuentran en desencuentro.
Después de un viaje con un bajón propio de novela gótica que no se bien
aún porque mierda llevé y traje entero e
intacto desde mi utopía isabelina a donde viajamos para
ver una vez más nuestro viejo bosque y descubrir también una vez mas,
que por supuesto ya no existe.
Sábado, 24 de noviembre de 2007
El viento se desvela en esos árboles únicos y ásperos y queridos,lugar donde el encuentro no puede ser sino desencuentro,o quizás el desencuentro no puede ser sino encuentro.Que más da,de cualquier manera es la peripecia humana.Mucho dice tu poema Julio.
ResponderEliminarMuchas gracias Susana!
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