viernes, 30 de octubre de 2015

Cantos a un dulce niño

Hace un tiempo participé en una ceremonia religiosa y católica apadrinando a Leandro, niño recién nacido.   Hijo bienvenido y esperado en felicidad por  un matrimonio amigo residiendo en el extranjero. 

Más allá de todo cuestionamiento o reflexión ideológico-filosófica, desde que realmente mi relación con lo divino es tenue y con la religión inexistente, pese a una historia personal teñida de sotanas propias y ajenas en mi primera niñez. 

El ritual de cristianización, el bautismo, igualmente emociona como todo aquello que proviene del mundo simbólico. Fue si una experiencia removedora y emocionante. Desde mi mundo profano, antes de enfrentar la misma, en una noche de pensamientos como otras y como tantas, pensando en la legitimidad de mi intervención, resolví un par de cosas: una de ellas que aunque pudiera en tiempos ha ser pecado de herejía, hoy sentía honestamente que estaba glorificando lo correcto, es decir  mi afecto y mi amistad por los padres y sellando un compromiso que realmente asumo con el alma de convertirme en segunda línea de defensa , detrás de sus padres, y primera en su ausencia.para todo aquello que pueda ser necesario a su felicidad.

La otra es que mi humilde lapiz sintió necesidad entonces de poner sobre blanco papel emociones varias y ahí salieron un par de poemas, que realmente son un canto a la maravilla del nacer y a la pureza frágil y vulnerable de los niños. 



Niño

A Leandro Pascual, tan esperado.

Cuando un niño nace
La madre tierra, aliviada, suspira.
Cuando un hijo nace,
alumbra ,
 de su madre, el alma.
Fortalece  también este milagro
el brazo  de su padre
y lo rodea de  extraño brillo .
De los ojos niños
brotan en estrépito estrellas,
que  brillantes se  cuelgan en el cielo,
¡llora!  dicen felices las comadres 
entreteniendo  desde allí
noches de cuna con sus guiños.
De la miel de sus ojos…
la madre toma fuerzas
y sus    pechos felices ,
regalan  vida.
Su padre…
Concentrado , serio, 
afila  sus  brillantes   flechas,
Para  que silben certeras en el aire ,  
y  tensa  el  mejor de sus   arcos.

j.n.viana   Montevideo, 16 de noviembre 2011






De almas y otros asuntos

Para mi ahijado Leandro Pascual.

Las almas  aún cuando no hablan,

niño…

las almas en cambio sienten,

niño.

Por eso,

cuando te entristezcas

con esas cosas de los días

-que a todos nos sucede-

en algún tiempo u otro

niños o no

-que todos tenemos alma-

no  pienses que ella

no te entiende,

¡comunícate!

Tan sólo roza  con tu mano

la piel  suave   de tu  madre,

besa  la cara picante de tu padre,

abraza el cuerpo tibio de tus hermanos

¡Y no dudes!

Ella,  el alma...

la tuya

 las ajenas

            lo sentirán.          


j.n.viana. Montevideo. Noviembre 11 de 2011

2 comentarios:

  1. Tú lápiz será humilde si así lo sientes,en todo caso eso no deja de ser un mérito más que simplemente contiene con la forma de tu alma dos preciosos y amorosos poemas.Ese niño,Leandro,tan esperado ha sido además,recibido y arropado con el especial don de tus palabras

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  2. Estimada Susana: Palabras amigas. Palabras buenas y muy dulces. Te las agradezco. Mucho y especialmente. julio

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Muchas gracias. Los comentarios son bienvenidos y enriquecedores

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